Fecha
2018-02-14
Autor
Martínez Manzur, Fernando Ojesto
Temas
INE
Democracia
Elecciones
Descripción
<p>El sistema electoral mexicano se ha venido transformando paulatinamente desde hace ya más de 25 años con diversas reformas constitucionales y legales. Ya algunas voces empiezan a hablar de la reforma electoral que se vendrá al terminar el actual proceso electoral.</p><p>En este sentido, tenemos una sobre-regulación electoral en donde en muchos casos carece de eficacia. Ejemplos de lo anterior: en el tema de fiscalización, el INE ha hecho esfuerzos valiosos para cumplir con la encomienda, sin embargo, no tiene ni los recursos materiales ni humanos para cumplir con ella, además de que no existe la voluntad de los partidos para acatar la ley. Aunado a ello, la concurrencia de elecciones federales, estatales y municipales hacen que los tiempos sean insuficientes.</p><p>Además, en este proceso electoral hemos constatado que los partidos políticos, aún con la “reciente” Ley de Partidos no son ni incluyentes ni democráticos, confirmando así la “Ley de Hierro de la Oligarquía” establecida por el sociólogo alemán Robert Michels, en el sentido que sólo la cúpula toma decisiones sin tomar en cuenta a su militancia y menos aún a la ciudadanía.</p><p>También, estos últimos meses de precampañas hemos visto que el espíritu de ellas (posicionarse sobre la militancia de un partido para obtener la candidatura) se ha perdido, con precandidatos únicos tenemos una simulación. Veremos ahora en la etapa intercampañas si los partidos respetan los límites establecidos en la ley.</p><p>Por otro lado, el modelo de comunicación política se ha reducido a una “spotización” de las campañas, sin propuestas ni debates reales entre los contendientes. Lo que trae como consecuencia que los ciudadanos no cuenten con las herramientas necesarias para emitir un voto informado.</p><p>La compra de votos sigue siendo el principal problema el día de la jornada electoral, no hemos logrado erradicar esta mala práctica que llevan los partidos elección tras elección y por lo tanto tampoco hemos sido capaces de controlar la absurda cantidad de dinero (lícito e ilícito) que se gasta en una campaña.</p><p>Lo anterior, demuestra que no es suficiente tener leyes electorales que regulen todos los aspectos en un proceso electoral para poder contar con una democracia de calidad. El desencanto con la democracia, en donde sólo el 38% de las y los mexicanos la apoya[i], es una realidad y la sobre-regulación electoral no está ayudando a cambiar dicha percepción. La democracia no ha logrado darle a las y los ciudadanos una mejoría en su vida diaria y por ello su creciente rechazo.</p><p>Es momento de dejar atrás la idea minimalista de la democracia vista simplemente como la forma de gobierno en donde existen elecciones libres, justas y periódicas, para pasar a la democracia sustantiva e incluyente donde se vea más allá de la democracia electoral, y que tiene que ver con todo un conjunto de valores que rigen una sociedad en todos sus aspectos ya político, económico, cultural.[ii]</p><p>Tenemos que trabajar en temas fundamentales para la democracia construyendo ciudadanía a través de la cultura de la legalidad y la participación ciudadana, para así abonar al estado de derecho.</p><p>Hace unos días se publicó el Índice sobre Estado de Derecho que realiza año con año el World Justice Project, donde México cayó posiciones respecto al año pasado ubicándose en el lugar 92 de 113 respecto a la calidad de estado de derecho en nuestro país. Es ahí donde tenemos que poner nuestros mayores esfuerzos.</p><p>A través de la cultura de la legalidad las y los mexicanos conoceremos nuestros derechos y obligaciones promoviendo así que la población crea en el estado de derecho, lo defienda y no tolere la ilegalidad. También, es necesario que la cultura de la legalidad incida dentro de los partidos políticos, tenemos actores políticos que no respetan las reglas del juego, lo que trae como consecuencia procesos electorales plagados de irregularidades generando desconfianza y descontento.</p><p>En segundo término, la democracia y sus actores tienen que voltear a ver a su principal motor, la ciudadanía. La participación ciudadana en donde el gobierno interactúe con la sociedad, en función del interés público, busca que la sociedad esté mas involucrada en las decisiones públicas en un país, haciéndolo un actor activo y partícipe en el proceso de decisión y legitimándolo.</p><p>Por último, con los dos anteriores razonamientos es como podremos empezar a fortalecer el estado de derecho en nuestro país. Un estado de derecho debilitado que reclama acciones inmediatas en torno a la transparencia, la impunidad y a la confianza ciudadana.</p><p>En conclusión, debemos exhortar a las y los futuros candidatos para este proceso electoral 2018, que nos presenten propuestas reales de cómo vamos (en conjunto) a mejorar la vida de las y los mexicanos a través de una democracia sustantiva de calidad.</p><p>Dejemos atrás la mala práctica de reformar el sistema electoral cada que pase una elección, para pasar a proponer reformas y acciones que empoderen al ciudadano y que fortalezcan nuestro estado de derecho.</p><p> </p><p> </p><p> </p><p><br /> <br />[i] Información consultable en Latinobarómetro: Informe 2017, disponible en: <a href="http://www.latinobarometro.org/latNewsShow.jsp">http://www.latinobarometro.org/latNewsShow.jsp</a> <br />[ii] Para más sobre el tema consultar: Karolina Mónica Gilas, Un estudio sobre la calidad de la democracia mexicana, disponible en <a href="http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/qdiuris/cont/16/cnt/cnt5.pdf">http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/qdiuris/cont/16/cnt/cnt5.pdf</a></p>