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Nueces del primer debate presidencial
dc.contributor | Vives Segl, Horacio | es_MX |
dc.date.accessioned | 2018-04-23T03:45:23Z | |
dc.date.available | 2018-04-23T03:45:23Z | |
dc.date.issued | 2018-04-22 | es_MX |
dc.identifier.uri | http://ru.juridicas.unam.mx:80/xmlui/handle/123456789/1523 | |
dc.description | <p>En primer lugar, dos consideraciones obvias. Que el debate no empezó a las 20:00 horas en el Palacio de Minería de la Ciudad de México, sino minutos antes en las calles aledañas y las redes sociales por las pancartas y pintas en contra de Andrés Manuel López Obrador. Esto, sin duda alguna, es condenable (como cualquier discurso de odio y acciones que generen violencia).</p><p><br />El segundo tema, la presencia por primera vez en la historia de dos candidatos presidenciales que no fueron propuestos por partidos políticos o coaliciones, si bien uno de ellos de dudusos méritos para estar tras un atril.</p><p><br />Sobre el formato, sin duda alguna es un avance con respecto a los anteriores debates presidenciales. Si bien no se permitieron preguntas por parte de la ciudadanía, público o redes sociales, las réplicas y contrarréplicas entre los candidatos, y los moderadores, hasta donde pudieron acotar con preguntas y comentarios, hicieron un papel adecuado para reconducir y enriquecer el debate. Hubiera sido deseable ver más tomas abiertas para ver las reacciones de los candidatos cuando no estaban a cuadro. El escenario del debate, espectacular, digno, sobrio.</p><p><br />Contrariamente a lo que suele ser un consenso, no considero que los debates tengan que ser cursos avanzados sobre políticas públicas. Eso no quita que en el debate existiera un desequilibrio entre los qué y los cómo, es decir, entre los anuncios fáciles y la factibilidad para la realización de propuestas. Considero que los debates se tratan además sobre otras manifestaciones de la política: sí sobre las propuestas, pero también sobre ataques, anuncios, respuestas, reacciones e improvisaciones. Contrastar la personalidad de los contendientes es, sin duda alguna, una de las mayores virtudes del debate.</p><p><br />Como suelen marcar las reglas del libro de texto sobre los debates, todos se fueron contra el puntero, que no salió en un buen día. Con todo, no se enganchó ante los embates e hizo de las evasivas su mayor fortaleza.</p><p><br />Las propuestas más extravagantes: cortarle la mano a los delincuentes o que el Papa Francisco venga a arbitrar los problemas de la delincuencia en el país. Las demás, dentro de lo esperado.</p><p><br />En suma, vimos candidatos que se prepararon para el debate, con propuestas responsables y ataques certeros, otros que se escudaron en evasivas y la vaguedad de propuestas populistas y otros que fueron convidados a un evento en el que no figuraron. Las últimas dos, no son excluyentes.</p><p> </p><p>* Director del Centro de Estudios Alonso Lujambio del Instituto Tecnológico Autónomo de México</p> | es_MX |
dc.format | image/jpeg | es_MX |
dc.language.iso | es | es_MX |
dc.publisher | Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicas | es_MX |
dc.subject | Debate | es_MX |
dc.subject | Debates | es_MX |
dc.subject | Primer debate | es_MX |
dc.title | Nueces del primer debate presidencial | es_MX |
dc.type | Working Paper | es_MX |
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