<p style="text-align: justify;">Sin sorpresas. Los comentarios y reacciones de los candidatos a la presidencia de la República en cada uno de los temas fueron altamente predecibles. Tanto que resulta casi imposible declarar un ganador claro del primer debate presidencial. Sin embargo, la presencia (siempre) gris de Meade parece haber favorecido (aunque sin contundencia) al candidato del PAN. Una constante inicial: el ánimo de los candidatos y candidatas por atacar a Andrés Manuel López Obrador, reafirmando los datos de las encuestas, es decir, que AMLO lleva la delantera (hasta ahora). No obstante, el “gallo” de Juntos Haremos Historia sigue sin creérsela, se consuela con actuar como si su máxima aspiración fuese ser el candidato de oposición y sigue sin responder a las preguntas incomodas. Margarita Zavala, firme en el primer bloque pero, “se desinfla” rápidamente gracias a un estilo de comunicación política “acartonado” tipo spot, y por mostrarse insegura – por no decir a la defensiva – en relación al gobierno de Felipe Calderón. Falta de autocrítica. Jaime Rodríguez … sin comentarios. Ése es el lugar que merecen los tramposos. Aún más clara es la lucha por citar índices económicos e inseguridad que sólo los candidatos y candidatas – y evidentemente sus equipos – conocen. De todas formas, ninguno de los “datos positivos” parece coincidir con la realidad de la vida cotidiana de los mexicanos. Reafirma lo anterior el tercer y último segmento, el más “flojo” de todos: la “democracia, pluralismo y grupos de situación de vulnerabilidad” parece ser la última preocupación de nuestros candidatos y candidatas. Sin desconocer las ocurrencias en materia de corrupción – un tema enfocado en términos morales – e inseguridad. ¿Lo positivo del debate? … … … que AMLO asistiera al debate, aunque ello no signifique necesariamente que esté dispuesto a dialogar.</p><p style="text-align: justify;"> </p><p style="text-align: right;">@GpeSalmoran</p><p style="text-align: right;">*IIJ-UNAM</p>