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Segundo debate: todo sigue igual
dc.contributor | Vives Segl, Horacio | es_MX |
dc.date.accessioned | 2018-05-21T06:03:04Z | |
dc.date.available | 2018-05-21T06:03:04Z | |
dc.date.issued | 2018-05-21 | es_MX |
dc.identifier.uri | http://ru.juridicas.unam.mx:80/xmlui/handle/123456789/1731 | |
dc.description | <p>Al terminar el segundo debate queda la sensación de haber desperdiciado una enorme oportunidad. Ello, a pesar de contar con algunos elementos que en teoría lo pudieran haber hecho más atractivo que el primero: un moderador menos, una candidata menos, participación ciudadana directa y un formato escénico más dinámico.</p><p>A pesar de lo anterior, no considero que haya sido un debate más atractivo que el primero.</p><p>Como suele suceder, se presentaron ataques, propuestas –las más de dudoso sustento-, ocurrencias y reacciones variopintas. Se cumplieron algunas reglas, como en todo debate: atacar al puntero y que los candidatos van a posicionar mensajes, ataques y propuestas y no a contestar preguntas incómodas (a pesar de la insistencia de los moderadores).</p><p>En cuanto al desempeño de cada candidato, estuvieron en general por debajo de las expectativas. Andrés Manuel López Obrador salió a administrar su ventaja en las encuestas y siguió con la disciplina de mensajes básicos. Y si bien su prerrogativa era no responder ataques y no perder la cabeza, quedó evidenciada la pobreza de diagnóstico y de exposición de la propuesta en los temas específicos del debate: política exterior, relación con Estados Unidos y política migratoria. José Antonio Meade pudo haber sacado mucho más provecho de su experiencia como Canciller. Tuvo una exposición ordenada, aunque por momentos la firmeza parecía enojo, una actitud de no se debe transmitir en los debates. Con todo, diera la sensación que le fue mejor que en el primer debate. Ricardo Anaya fue el que sacó mayor provecho al nuevo formato del debate. Aprovechó la posibilidad de moverse por el escenario y acercarse con la intención de incomodar a López Obrador (Meade también lo hizo), algo bastante novedoso para un debate presidencial en México. Como suele suceder, de nueva cuenta se vio bien preparado (diagnóstico, propuesta y ataque). Con todo, diera la sensación de que desaprovechó la oportunidad de profundizar la tendencia y el clima de opinión con el que llegaron al segundo debate y tras de declinación de Margarita Zavala: consolidarse como la alternativa para enfrentar a López Obrador de cara a la jornada electoral. Sorprendentemente y desatendiendo a una de las líneas discursivas después del primer debate, no puso énfasis en apelar al voto útil. Cada ataque cruzado entre Meade y Anaya era tiempo de recuperación para López Obrador.</p><p>En suma –y a reserva de que las encuestas digan lo contrario- mi percepción es que el segundo debate no lució como el ejercicio de comunicación política que se esperaba y que apenas se moverán las intenciones de voto y tendencias previas a su realización.</p><p> </p><p style="text-align: right;">*Horacio Vives Segl Director del Centro de Estudios Alonso Lujambio del Instituto Tecnológico Autónomo de México, ITAM</p><p> </p> | es_MX |
dc.format | image/jpeg | es_MX |
dc.language.iso | es | es_MX |
dc.publisher | Universidad Nacional Autónoma de México. Instituto de Investigaciones Jurídicas | es_MX |
dc.subject | Segundo debate | es_MX |
dc.title | Segundo debate: todo sigue igual | es_MX |
dc.type | Working Paper | es_MX |
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