<p> </p><p>El pasado domingo fuimos testigos del segundo round de la contienda presidencial en este proceso electoral, en esta ocasión, en aras de romper con los esquemas tradicionales de debates en México, el INE decidió probar una nueva forma de desarrollar el mismo, sin embargo, este nuevo formato que llenó de expectativas a muchas personas, incluyéndome, no brilló como todos esperábamos y es que, aunque el debate comenzó con un buen ritmo, tanto los candidatos como los moderadores lo llevaron al punto en donde todo se convirtió en poco menos que un circo, lo anterior provocó que la conversación post debate no se concentrara en la carencia de ideas de los candidatos sino que nos encontramos discutiendo que tan chistoso fueron los comentarios de tal o cual candidato.</p><p>Pero, ¿Cuál es la moraleja de todo esto?, desde que tengo conciencia he escuchado lo magníficos que son los debates estadounidenses, esa interacción tan libre entre los candidatos propicia un magnifico intercambio de ideas, si con el ejemplo norteamericano nos queda claro que estos formatos funcionan ¿Por qué no lo hace en México?, aunque triste, la respuesta está en las personas y no en los formatos, lamentablemente para México, no podemos lograr que los ciudadanos ni los candidatos se tomen en serio este tipo de ejercicios, los aspirantes a la presidencia despotrican y se atacan entre ellos sin contrastar ideas como deberían y los votantes nos satisfacen los chistes que hacen, tal vez tenemos los debates que merecemos.</p>