<p>El tercer y último debate presidencial 2018, causa dos sentimientos especiales:</p><p>1. La decepción, puesto que el escenario de los debates mostró el bajo nivel de la política mexicana, con los políticos dedicados a la promoción del odio, la división, la polarización social y la falta de respeto, y no a la aportación de respuestas claras, concretas, serias y respetuosas.</p><p>2. El agradecimiento, por el fin de estos debates -por algunos calificados como reality show-, que fueron escenarios utilizados por los candidatos sólo para agredir a sus adversarios, desviando la atención de lo que realmente le importa a las y los mexicanos como son las propuestas y las soluciones.</p><p>Como lo señalamos en nuestro artículo publicado en este medio días atrás, denominado “Tercer debate presidencial 2018. La última oportunidad”, al final de estos ejercicios de debates, la responsabilidad quedará en manos de las y los ciudadanos votar con la poca información útil que ha dejado este proceso electoral, superado por la violencia y el encono.</p><p>Lo rescatable han sido los formatos utilizados por el Instituto Nacional Electoral a lo largo de los tres debates presidenciales y, sobre todo, el manejo de los mismos por parte de las y los prestigiados moderadores.</p><p style="text-align: right;"> </p><p style="text-align: right;"> </p><p style="text-align: right;"> </p><p style="text-align: right;"> </p><p style="text-align: right;">*Investigadora titular “B” del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM; coordinadora general de la División de Estudios de Posgrado y del CIJUREP de la Universidad Autónoma de Tlaxcala, e investigadora nivel III del Sistema Nacional de Investigadores (SNI).</p><p> </p>